Cambios en el liderazgo
- Alejandro Mendoza
- hace 21 horas
- 4 Min. de lectura
Este mes estoy de cumpleaños y mientras comienzo a vivir mi año #50 de vida, me estoy tomando tiempo para reflexionar un poquito acerca de todo. Digamos que, por muy dramático que suene, estoy cruzando un umbral. Del “otro lado” hay un futuro espectacular, los mejores años de mi vida me esperan. Estoy absolutamente convencido de eso.
Por otro lado, no puedo evitar mirar atrás y reflexionar sobre cómo he cambiado. Qué te puedo decir, me seduce la nostalgia. Pero por más romántico que suene, creo que el ejercicio puede ser útil.
Pienso en lo diferente que soy, no solo como persona, esposo, padre y amigo, sino también como líder. Hace 25 años comencé a caminar una ruta de liderazgo con más preguntas que respuestas, con entusiasmo, con muchos errores y algunos aprendizajes. Hoy sigo teniendo todo eso y más ;) Al mismo tiempo, tengo una certeza que ha crecido con los años: liderar bien es un proceso que requiere constante evolución. No es lo mismo liderar hoy que en el año 2000, y quienes no han hecho ajustes en el camino… ya quedaron atrás, aunque no se den cuenta.
Por eso, he decidido dedicar este mes de mayo a explorar esa evolución desde distintas aristas. ¿Qué ha cambiado en las prioridades de los líderes? ¿Qué habilidades se volvieron más críticas? ¿Qué papel ha jugado la tecnología, la globalización o las crisis? ¿Cómo han cambiado las expectativas de las personas a quienes lideramos? En esta serie de artículos te compartiré observaciones, experiencias y aprendizajes sobre cómo ha cambiado el liderazgo en los últimos 25 años, y cómo podemos seguir creciendo para liderar con relevancia y propósito en los años que vienen.
Evidentemente no pretendo tener la última palabra, eso sería arrogante y pretencioso. Pero sí tengo la meta de regalarte algunos detonadores. Ideas, preguntas, observaciones y anécdotas que te inviten a “rascarle” un poco más a eso que en tu propia realidad como líder necesitas examinar, trabajar y mejorar.
Así que, bienvenido/a a mi fiesta de cumpleaños 🙂
¿Y si el liderazgo también fuera una fuente de felicidad?
En los últimos años, múltiples estudios tanto en Europa como en América han confirmado algo que me parece profundamente revelador: el sentido de propósito y las relaciones significativas son dos de los factores que más influyen en los niveles de felicidad duradera en las personas. El “World Happiness Report 2024”, por ejemplo, destaca que aquellos que sienten que su trabajo contribuye positivamente a los demás, reportan mayores niveles de bienestar emocional.
Y si eso es así para cualquier persona, ¡cuánto más debería serlo para un líder! Porque, al final del día, ¿qué es liderar sino servir, influir y multiplicar propósito?
Durante muchos años, se nos enseñó que el liderazgo era sobre visión, estrategia, resultados. Y claro, todo eso es importante. Pero lo que he aprendido (a veces por las buenas y otras no tanto), es que un liderazgo que no produce alegría interior, que no nutre relaciones profundas, que no se conecta con un propósito más grande… no vale la pena sostenerse.
Lo que ha cambiado en estos 25 años
Cuando empecé, la mayoría de los líderes a los que admirábamos hablaban fuerte, decidían rápido y se veían invulnerables. Hoy, los líderes que más impacto generan son los que saben escuchar, que reconocen sus límites y que crean culturas donde la gente quiere quedarse. Es otra liga. Otro tipo de juego. Hoy, hablamos de:
Liderazgo vulnerable como el que modela Brené Brown.
Liderazgo de propósito, como el que impulsa Simon Sinek.
Liderazgo de servicio, como el que encarna Satya Nadella (CEO de Microsoft), quien transformó la cultura de una compañía desde la empatía y la curiosidad.
Liderazgo resiliente, como el de Jacinda Ardern en Nueva Zelanda, que enfrentó crisis globales con humanidad, firmeza y compasión.
Ya no basta con tener autoridad; hay que ganarse el corazón. No basta con “mandar bien”; hay que inspirar, acompañar y ser ejemplo de coherencia.
Los errores que no volvería a cometer
Me doy cuenta ahora de que muchas veces confundí liderazgo con desempeño. Medía mi impacto solo por los resultados, no por las personas que crecían a mi alrededor.Pensaba que mostrar debilidad era perder influencia. Que ser “el primero en llegar y el último en irse” era el mayor valor. Hoy sé que eso no es sostenibilidad, es adicción al control.
No volvería a liderar con la agenda llena y el corazón vacío. No volvería a esconder mis dudas por temor a perder autoridad.Hoy entiendo que el liderazgo no es una demostración de fuerza, sino una construcción de confianza.
Una pregunta para ti
¿Qué has aprendido tú en estos últimos 10, 15 o 25 años?¿Cuáles son los cambios que tu liderazgo ha necesitado hacer… y cuáles te sigues resistiendo a hacer?
Acciones prácticas para este mes
Te dejo tres acciones sencillas pero poderosas para comenzar esta conversación contigo mismo:
Haz una línea del tiempo personal de liderazgo.Marca tres momentos clave donde aprendiste algo importante como líder. ¿Qué pasó? ¿Qué aprendiste? ¿Cómo eres distinto hoy?
Pregunta a 3 personas de confianza (de tu equipo o de tu vida):“¿Cuál crees que es mi mayor fortaleza como líder?” y “¿Qué hábito mío limita mi liderazgo?”Escucha sin justificarte. Solo recibe.
Diseña una práctica semanal para reconectar con tu propósito.Puede ser un espacio de lectura, una caminata de reflexión, o escribir en tu journal. Pero que sea tuyo. Que te recuerde por qué vale la pena liderar bien.
Libros recomendados para profundizar
“Dare to Lead” – Brené BrownSobre el poder de la vulnerabilidad y la valentía en el liderazgo.
“The Infinite Game” – Simon SinekPara entender cómo liderar con mentalidad de largo plazo y propósito.
“The Leader’s Guide to Unconscious Bias” – Pamela Fuller, Mark Murphy, Anne ChowClave para liderar con mayor conciencia en entornos diversos y cambiantes.
Cumplir 50 no me hace un experto, sino más viejo, y con la edad aumenta la experiencia y la perspectiva. Y en esa perspectiva veo con claridad algo que quiero compartirte: el liderazgo que vale la pena ejercer no es el que te aplaude el mundo, sino el que cambia vidas, empezando por la tuya.
En el próximo artículo hablaremos de cómo han cambiado las prioridades en el liderazgo. ¿Cómo han evolucionado los temas que los líderes consideran más importantes? No puedes dejar de leerlo.
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