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Lo que hoy es prioridad (y antes no)

Actualizado: hace 4 días

El nuevo orden de prioridades en el liderazgo

Hace más de dos décadas, fui parte de un comité que diseñaba la estrategia de crecimiento de una organización que buscaba expandirse en América Latina. Recuerdo que en cada reunión el enfoque estaba en tres cosas: eficiencia operativa, reducción de costos y control de desempeño. Todo giraba en torno a “hacer más con menos” y lograr metas cuantificables en tiempo récord. No estoy diciendo que eso no sea importante hoy, pero la manera en que se priorizaba por encima de todo, incluso de las personas, me hace ver cuán limitado era nuestro enfoque.


Nadie hablaba de bienestar, diversidad o impacto ambiental. Nadie cuestionaba si el crecimiento era sostenible o si las decisiones que tomábamos estaban alineadas con un propósito más grande. Y lo que es más fuerte: nadie se lo preguntaba siquiera.


Hoy, veinte años después, veo cómo ha cambiado la conversación. Lo que antes era invisible o accesorio, hoy es central. Las prioridades de liderazgo han cambiado porque el mundo cambió. Y si como líderes no lo reconocemos, corremos el riesgo de seguir liderando un mundo que ya no existe.


En los últimos años he sido testigo de un cambio profundo y a veces silencioso en lo que los líderes priorizan. Ya no basta con cumplir metas: ahora hay que cumplirlas sin perder a la gente en el camino, sin destruir el planeta y sin traicionar valores esenciales.

La tecnología, la sostenibilidad, la inclusión, la salud mental, la transparencia… temas que hace 25 años eran marginales o incluso inexistentes en nuestras agendas, hoy están al centro de la conversación. Ya no son “nice to have”, son parte del core del liderazgo efectivo.


Este cambio no solo nos exige aprender cosas nuevas. Nos exige desaprender viejos modelos, soltar paradigmas y tener el coraje de poner en el centro lo que realmente importa. Y eso no siempre es cómodo, pero sí es necesario.


1. De resultados a propósito

Por mucho tiempo, el liderazgo se midió exclusivamente por los resultados: ventas, productividad, KPIs. Hoy, esos números siguen siendo importantes, pero hay una nueva pregunta que pesa tanto como el resultado: ¿para qué?


El propósito se ha convertido en una brújula esencial. Según Deloitte (2023), el 84% de los líderes jóvenes prefieren trabajar en organizaciones que estén comprometidas con un propósito significativo más allá de las ganancias.


Ya no lideramos solo para lograr algo. Lideramos para construir algo que tenga sentido, que trascienda, que conecte.


2. De eficiencia a sostenibilidad

Antes, el modelo era simple: si algo funcionaba hoy, se replicaba mañana. Hoy sabemos que esa lógica no sirve en un mundo con recursos finitos y un planeta en crisis.La sostenibilidad ha entrado a las salas de juntas no solo como estrategia ambiental, sino como un principio ético. Organizaciones como Patagonia, Tesla y Unilever están mostrando que se puede hacer negocio sin comprometer el bienestar del planeta ni de las generaciones futuras.


Esto exige a los líderes nuevas preguntas: ¿Cómo reducimos nuestra huella? ¿Qué decisiones de hoy impactarán al mundo mañana?


3. De homogeneidad a diversidad

Hace años, la mayoría de los equipos estaban formados por personas “iguales” entre sí: mismos perfiles, mismos orígenes, mismas formas de pensar. Hoy, los líderes valoran y necesitan la diversidad para innovar, conectar y evolucionar.Diversidad no solo de género o raza, sino también de pensamiento, edad, cultura y experiencias. La inclusión ya no es una política de recursos humanos; es una estrategia de supervivencia.¿El reto? Liderar la diversidad requiere desarrollar sensibilidad cultural, escucha activa, y una mentalidad que abrace lo distinto sin temor.


4. De control a confianza

Antes, el líder era quien lo sabía todo, controlaba todo y autorizaba todo. Hoy, en un mundo remoto, cambiante y complejo, eso es simplemente imposible.El nuevo liderazgo se basa en la confianza. En soltar el micromanagement y enfocarse en empoderar.Organizaciones como Netflix o HubSpot han desarrollado culturas radicales de autonomía. El principio es claro: si contratas adultos responsables, trátalos como tales.Esto transforma el rol del líder: de supervisor a facilitador; de controlador a inspirador.


El mundo que lideramos hoy es otro. Y aunque parezca obvio, a veces nos cuesta admitirlo.Nos aferramos a lo conocido, a los métodos que “nos funcionaron”, a modelos mentales que ya no aplican. Pero liderar no es repetir fórmulas viejas, sino tener el valor de adaptarse, incluso cuando eso implica dejar ir el ego, el control o la costumbre.


Las prioridades cambiaron porque las personas cambiaron. El planeta cambió. El trabajo cambió.Hoy, ser un buen líder no se mide solo por lo que logras, sino por cómo lo logras y a quién impactas en el camino.Y si de algo estoy convencido a mis 50, es de esto: el liderazgo con impacto empieza por tener muy claro qué merece tu prioridad.


¿Tu agenda de liderazgo refleja lo que hoy realmente importa… o sigues operando bajo prioridades que ya caducaron?


Esta semana, revisa tu calendario y tu lista de tareas. Pregúntate: ¿Cuánto espacio le estás dando al propósito, la sostenibilidad, la inclusión o el bienestar de tu equipo?

Haz un pequeño ajuste. Cambia una reunión operativa por una conversación de sentido. Cambia un control por una escucha. Cambia una métrica por una historia.


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©Ale Mendoza 2024

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