Cuando todos tienen voz: La magia de una cultura segura y diversa
- Alejandro Mendoza
- hace 4 días
- 4 Min. de lectura
"El silencio no siempre es respeto.
A veces es miedo." – Ale Mendoza
En más de dos décadas acompañando líderes y equipos, he visto un patrón que se repite con frecuencia alarmante: equipos llenos de talento que no se atreven a hablar. Gente brillante que se calla. Ideas que no ven la luz. Conflictos que se barren bajo la alfombra. Todo disfrazado de “armonía”, pero en realidad alimentado por el miedo, la inseguridad o la indiferencia.
Y ahí es donde la colaboración comienza a morir.
La colaboración real —la que genera resultados, innovación y conexión humana— necesita algo más que buenas intenciones: necesita un ambiente donde todos se sientan seguros para hablar y ser ellos mismos. Eso es lo que los grandes equipos tienen. Eso es lo que tú puedes construir.
¿Qué es una cultura segura y diversa?
Amy Edmondson, autora de The Fearless Organization, lo llama seguridad psicológica: la creencia compartida de que en este equipo puedo expresar ideas, hacer preguntas, admitir errores y dar feedback sin temor a ser humillado, ignorado o castigado.
Francesca Gino, en Rebel Talent, empuja la idea más allá: no solo se trata de sentirte seguro para hablar, sino de sentirte libre para ser tú mismo, con tus ideas raras, tus preguntas incómodas y tu perspectiva distinta.
Y Daniel Coyle, en The Culture Code, lo resume así: los equipos excepcionales son aquellos donde cada persona siente tres cosas:
Pertenencia
Valor personal
Permiso para contribuir con autenticidad
Cuando eso ocurre, la colaboración se vuelve inevitable.
¿Qué pasa cuando no todos tienen voz?
Te lo resumo en cuatro consecuencias graves:
La inteligencia colectiva se desperdicia.Si solo habla el jefe o los “de siempre”, el 80% de las ideas nunca se comparten.
El error se oculta.Cuando la gente teme ser juzgada, prefiere callar antes que decir “esto podría salir mal”.
Se impone la conformidad.Nadie reta lo establecido, nadie cuestiona decisiones, nadie mejora procesos. Se repite lo de siempre.
La diversidad se vuelve decoración.Tener personas distintas en un equipo no sirve de nada si no se escuchan sus diferencias.
¿Cómo se crea una cultura donde todos tienen voz?
Aquí no basta con decir “puertas abiertas” o “todas las opiniones son bienvenidas”. Eso suena bonito en un PowerPoint, pero se prueba en las conversaciones reales.
Te comparto prácticas potentes para construir una cultura segura y diversa desde ya:
1. Diseña espacios para la voz, no solo para el trabajo
No esperes que la gente opine si nunca creas espacios para que lo hagan. Integra momentos regulares como:
Check-ins emocionales al inicio de reuniones: “¿Cómo llegas hoy, en una palabra?”
Rondas de ideas donde todos opinan antes de pasar al siguiente punto.
“Turno del aprendiz”: deja que el más nuevo cuestione lo que todos dan por sentado.
2. Normaliza el error como parte del proceso
Amy Edmondson insiste: no hay innovación sin error. Y no hay aprendizaje sin admitir fallas. Algunas frases que puedes usar:
“Equivocarnos rápido nos ayuda a mejorar rápido.”
“¿Qué aprendimos de esto?” en vez de “¿Quién fue el culpable?”
“Gracias por atreverte a decirlo.”
3. Celebra lo diferente como combustible, no como obstáculo
La diversidad no es solo una métrica. Es una ventaja. Francesca Gino lo ha demostrado: los equipos con pensamiento divergente resuelven mejor los problemas… siempre y cuando se escuchen.
Haz dinámicas como:
“El abogado del diablo”: alguien debe argumentar en contra de la decisión propuesta, no importa si está de acuerdo o no.
“La silla vacía”: da voz a un cliente, a una minoría o a alguien que no está presente, para forzar una perspectiva distinta.
“Mapa de talentos rebeldes”: identifica habilidades o formas de pensar fuera de lo común que hay en el equipo y hazlas visibles.
4. Vuelve la pertenencia algo práctico y constante
Daniel Coyle enseña que la pertenencia no se siente por slogans, sino por microseñales consistentes:
Llamar a las personas por su nombre.
Notar sus ideas, incluso cuando no se implementen.
Compartir historias que refuercen que todos somos parte de algo más grande.
Tener un ritual donde todos puedan compartir una pequeña victoria cada semana.
Preguntas para reflexión (personales y de equipo)
¿Qué tan seguro me siento para hablar cuando no estoy de acuerdo?
¿Cómo reacciono cuando alguien me contradice?
¿He creado un entorno donde todos pueden ser auténticos?
¿Quién habla más en mi equipo? ¿Quién casi nunca?
¿Escucho de verdad o solo espero mi turno para responder?
Acciones prácticas para esta semana
Pregunta en tu equipo: “¿Qué tema hemos evitado hablar últimamente?”
Haz una ronda de “ideas locas” donde ninguna puede ser criticada.
Reconoce públicamente a alguien por expresar una opinión valiente.
Haz un check-out al terminar la reunión: “¿Sentiste que pudiste decir lo que pensabas?”
Recursos recomendados
📘 The Fearless Organization – Amy Edmondson
🎥 TED Talk: How to turn a group of strangers into a team – Amy Edmondson
📘 Rebel Talent – Francesca Gino
🎙️ Podcast: The Knowledge Project – Episodio con Francesca Gino
📘 The Culture Code – Daniel Coyle
He estado en mesas donde solo hablaban tres personas… y he visto cómo eso apagaba lentamente la energía del resto. Pero también he visto lo contrario: equipos donde cada voz cuenta, cada historia suma, y cada diferencia se celebra.
La colaboración nace cuando la voz se vuelve un derecho, no sólo un privilegio.
Y eso empieza contigo. Como líder. Como compañero. Como ser humano.Escucha más. Juzga menos. Celebra lo distinto. La innovación —y la conexión— viven ahí.
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