Ya no basta con liderar bien
- Alejandro Mendoza
- 30 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 2 jun
Hoy hay que liderar con sentido
Hace unos 20 años, cuando comencé con mi carrera profesional, trabajé durante 5 años en una firma de auditores financieros. En esa época me sentía satisfecho si lograba entregar resultados, mantener a mi equipo ocupado y recibir un par de buenos comentarios en la evaluación anual. Creía —y no era raro pensar así entonces— que si el equipo hacía su trabajo y no se quejaba, yo estaba cumpliendo con mi rol como líder.
Recuerdo un momento en particular. Un colaborador, muy talentoso pero reservado, me pidió hablar en privado. Me dijo algo que en su momento me desconcertó: “Necesito saber si esto que hacemos realmente importa… si lo que aporto hace diferencia para ti o para alguien más.”
En mi mente, su productividad era prueba suficiente. Pero su necesidad iba más allá de tareas cumplidas: buscaba sentido, propósito, conexión.
Ese día entendí que liderar ya no se trata solo de dirigir el trabajo, sino de entender profundamente a las personas que lo hacen. Las reglas del liderazgo cambiaron porque las expectativas cambiaron. Y si no estamos atentos, podemos estar liderando como ayer a personas que ya viven en el mañana.
En estas dos décadas, el contrato emocional entre líderes y empleados ha evolucionado. Las personas ya no buscan solo estabilidad y salario. Buscan propósito, desarrollo, equilibrio, voz, pertenencia. Quieren líderes que no solo gestionen, sino que escuchen, inspiren y acompañen.
Este artículo cierra la serie porque recoge muchas de las transformaciones anteriores: la influencia de la tecnología, la diversidad, las crisis, las nuevas habilidades. Pero todas ellas, en el fondo, se conectan con una pregunta:¿Qué espera hoy la gente de quien lidera?
Y no es una expectativa superficial. Es una invitación profunda a evolucionar, no para cumplir con una tendencia, sino para liderar desde un lugar más humano, más real y más relevante.
1. De líderes “inspiradores” a líderes presentes y accesibles
Antes, el ideal era el líder visionario, carismático, casi inalcanzable. Hoy, eso ya no es suficiente. Según el estudio State of the Global Workplace 2023 de Gallup, el 70% del compromiso de los empleados depende directamente de su relación con su líder directo.No del CEO, no del fundador. Del líder inmediato.
Eso significa que el líder más valioso no es el más brillante, sino el más accesible.Alguien que responde mensajes, que tiene tiempo para escuchar, que pregunta cómo estás antes de revisar KPIs.La cercanía —no la genialidad— construye confianza y pertenencia.
2. De dirección unilateral a conversaciones bidireccionales
Hace años, la mayoría de las decisiones bajaban en cascada: los líderes hablaban, los equipos escuchaban. Hoy, los empleados quieren ser parte de la conversación. Quieren entender el “por qué” detrás del “qué”, y participar en el “cómo”.
El 2024 Edelman Trust Barometer mostró que los empleados confían más en sus líderes cuando son consultados y cuando sienten que su voz es valorada.Ya no basta con comunicar bien. Hay que co-crear.El líder que sabe preguntar y ajustar sobre la marcha es el que logra mayor compromiso, innovación y lealtad.
3. De estabilidad a desarrollo y propósito
Hubo un tiempo en que el objetivo era conservar el empleo. Hoy, la gente no quiere solo quedarse: quiere crecer, aprender y sentir que su trabajo tiene impacto.Una encuesta de LinkedIn (2023) reveló que el 61% de los profesionales dejaría su puesto si no ve oportunidades claras de desarrollo personal y profesional.
Esto obliga a los líderes a pasar de gestores de tareas a facilitadores de crecimiento.¿Qué está aprendiendo tu equipo? ¿Qué oportunidades tiene para desafiarse? ¿Cómo conectas su día a día con un propósito más grande?
4. De entornos rígidos a culturas de equilibrio
El viejo modelo premiaba al que se quedaba más horas, al que decía “sí” a todo, al que no desconectaba nunca. Hoy, eso ya no es signo de compromiso, sino de desequilibrio.
Los nuevos talentos valoran empresas que cuidan la salud mental, que respetan los tiempos personales y que no glorifican el agotamiento.Y esperan líderes que modelen ese equilibrio, que vivan con coherencia, que den permiso con su ejemplo.Porque si tu equipo te ve responder correos a medianoche o agendar reuniones en domingo, entiende que el descanso no está permitido.
5. La gran oportunidad: liderar con sentido
En este contexto de cambios, el rol del líder es más complejo, sí… pero también más significativo.Nunca como ahora hemos tenido la oportunidad de marcar vidas, de construir culturas saludables, de elevar el nivel de conciencia colectiva desde nuestras decisiones diarias.
El líder de hoy no solo entrega resultados. Cultiva esperanza, genera conexión, y multiplica propósito.Y eso no se enseña con un manual. Se construye en la práctica, con autoconciencia, humildad y valentía para evolucionar.
Liderar hoy es un acto de profunda humanidad.Es aprender a ver a tu equipo no como un conjunto de roles, sino como personas completas: con sueños, temores, talentos, heridas, preguntas.Es dejar de pensar que tu equipo te debe resultados, y empezar a preguntarte si tú estás siendo un líder digno de seguir.
Yo no soy el mismo líder que era hace 25 años. Y gracias a Dios. Porque si siguiera liderando igual, estaría completamente desconectado de la realidad de hoy.
Cambiar no ha sido cómodo. Pero ha sido necesario. Y profundamente liberador.Porque cada paso que doy para liderar mejor… me hace también mejor persona.
¿Estás liderando de acuerdo con lo que tu equipo espera hoy… o sigues operando bajo supuestos que ya caducaron?
Esta semana, haz algo sencillo: pregunta individualmente a 3 personas de tu equipo qué esperan de ti como su líder. Escucha sin justificarte. Agradece. Y encuentra al menos una cosa que puedas ajustar para responder mejor a esas expectativas.



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