Liderar es sentir: Por qué la empatía no es debilidad, sino poder real
- Alejandro Mendoza
- 21 jul
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 jul
Liderar es sentir: Por qué la empatía no es debilidad, sino poder real
“La empatía no es conectar para arreglar, es conectar para entender.”– Brené Brown
Durante años nos vendieron una mentira: que el liderazgo es cosa de fuerza, de lógica fría, de mantener distancia para no “perder autoridad”. Se nos enseñó a separar lo racional de lo emocional. A ocultar la incomodidad. A evitar mostrarnos vulnerables. A decidir sin preguntar. A hablar antes que escuchar.
Y sin darnos cuenta, nos volvimos expertos en resultados… pero novatos en relaciones. Hoy, sin embargo, esa fórmula ya no funciona. No en este mundo. No con estas generaciones. No con los desafíos actuales. Porque hoy más que nunca, liderar es sentir. Y eso tiene nombre: empatía.
El mito: “Si eres empático, te van a pasar por encima”
Muchos líderes temen mostrarse empáticos. Temen perder control. Temen parecer débiles. Temen no ser tomados en serio. Pero confundimos empatía con simpatía. Confundimos conexión con condescendencia. Confundimos humanidad con falta de firmeza. Brené Brown lo explica así:
“La empatía no es decirle al otro ‘pobrecito’. Es tener el valor de entrar en su mundo sin juicio y sin querer cambiarlo de inmediato.”
En otras palabras, empatía no es suavidad. Es coraje emocional. Es el tipo de liderazgo que no le teme a la vulnerabilidad. Que sabe que para influir de verdad, primero hay que conectar de verdad.
La verdad: la empatía es una competencia, no un sentimiento
Daniel Goleman —autor del concepto moderno de inteligencia emocional— define la empatía como una de sus cinco dimensiones clave. Pero no como algo “espiritual”, sino como una habilidad práctica y entrenable, con tres niveles:
Empatía cognitiva: entender lo que la otra persona piensa.
Empatía emocional: sentir lo que la otra persona siente.
Empatía compasiva: querer aliviar lo que la otra persona vive.
Un líder empático no es simplemente “buena onda”. Es alguien que lee señales emocionales, detecta silencios incómodos, escucha con los ojos, y responde con claridad, sin miedo al conflicto.
Esa capacidad no solo mejora la moral del equipo. Mejora los resultados.
El dato: el liderazgo empático genera resultados reales
Según una investigación de Catalyst (2021), los líderes empáticos:
Aumentan en 76% el compromiso del equipo.
Mejoran en 61% la innovación.
Fomentan un 50% más de retención de talento.
No es magia. Es que las personas rinden mejor cuando se sienten vistas y escuchadas.
Y sí, a veces eso requiere incomodarse, pausar, salir del guión y preguntar:“¿Qué necesitas de mí ahora?”“¿Qué parte de esto te está costando más?”“¿Cómo te estás sintiendo con todo esto?”
No se trata de “tener la respuesta correcta”. Se trata de tener el valor de hacer la pregunta correcta.
Líderes que sienten antes de decidir
Simon Baron-Cohen, psicólogo y autor de The Science of Evil, afirma que la empatía es la “gasolina moral” del liderazgo. Es lo que evita el abuso, la ceguera emocional y la toma de decisiones deshumanizadas.
Pone sobre la mesa un concepto poderoso: los niveles de empatía se pueden medir. Y cuando estos son bajos en posiciones de poder, los efectos son destructivos.
Por eso, los líderes más admirados hoy no son los que más gritan, ni los que mejor se visten. Son los que saben:
Escuchar sin interrumpir.
Confrontar sin humillar.
Decidir sin deshumanizar.
El contraste: cuando falta empatía, todo se enfría
¿Has trabajado con un jefe que no te mira a los ojos? ¿Que ignora tus emociones y solo quiere “el reporte para el viernes”? ¿Que no pregunta cómo estás ni en tus peores semanas?
Ese tipo de liderazgo puede funcionar… por un tiempo. Pero desgasta, cierra puertas y aleja el talento.
La empatía no es una herramienta de “soft skills”. Es una competencia estratégica de liderazgo. Y cada día que no la practicas… pierdes más de lo que crees.
Cómo se ve la empatía en acción
Aquí hay prácticas reales, inspiradas en Brené Brown y Goleman:
🔹 Escucha sin corregir ni completar frases.No interrumpas. No des soluciones automáticas. Solo escucha.
🔹 Valida sin exagerar.No digas “¡qué horror!” a todo. A veces basta con un: “Veo que eso fue difícil para ti.”
🔹 Mira con intención.Sí, mirar. A los ojos. Escuchar con la cara, no solo con los oídos.
🔹 Permítete sentir lo que el otro siente… sin necesidad de resolverlo en el momento.
Preguntas que sacuden (y transforman)
¿Cuándo fue la última vez que alguien lloró frente a ti… y tú no intentaste solucionarlo?
¿Qué relación de tu equipo necesita más empatía de tu parte?
¿Cómo reaccionas cuando alguien te expresa frustración o dolor?
¿Eres accesible emocionalmente como líder… o solo profesionalmente?
Tu semana de empatía consciente
Aquí tienes una rutina simple de 5 días:
Día 1: Escucha activa. Dedica 10 minutos a escuchar a alguien sin interrumpir, juzgar ni proponer nada.
Día 2: Validación emocional. En una conversación difícil, di en voz alta: “Entiendo que esto debe ser muy frustrante.”
Día 3: Check-in emocional con tu equipo. Inicia una reunión con una sola pregunta: “¿Cómo están hoy, de verdad?”
Día 4: Reflexión personal. Escribe 5 situaciones recientes donde alguien te compartió algo emocional. ¿Cómo respondiste?
Día 5: Práctica silenciosa. Durante 10 minutos, observa a alguien con atención. Sin hablar. Solo notando su lenguaje no verbal.
Ser empático no es un lujo. Es una necesidad urgente. No solo para ser buen líder, sino para ser buena persona.
El mundo ya tiene suficientes jefes distantes, decisiones frías y relaciones superficiales. Lo que necesita son líderes que sientan, que escuchen, que conecten. Líderes con el coraje de mirar al otro y decir:
"No tengo todas las respuestas, pero aquí estoy. Y te veo."
Recursos recomendados
📘 Dare to Lead – Brené Brown
📘 Emotional Intelligence – Daniel Goleman
🎧 Podcast: Unlocking Us (Brené Brown sobre empatía vs simpatía)
📝 Herramienta: Test de Inteligencia Emocional de Goleman (360°)



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