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Resultados colectivos: El arte de colaborar sin perderte en el intento

"Colaborar no es llevarse bien.

Es lograr juntos lo que solos no podríamos." – Ale Mendoza


Hay un mito que ha saboteado a muchos equipos: creer que colaborar es evitar el conflicto, siempre estar de acuerdo o mantener la armonía a toda costa. Lo he visto en muchas organizaciones: equipos “muy amigables” que en realidad son poco efectivos. Personas que se escuchan, se apoyan… pero no se exigen. Y por eso, no avanzan con potencia real.


En este último artículo quiero hablarte de la cara menos romántica pero más necesaria de la colaboración: el compromiso, la rendición de cuentas mutua y los resultados colectivos.


Porque colaborar no es solo compartir ideas y llevarse bien. Es entregar resultados juntos, aún si eso implica incomodidad, tensión y conversaciones difíciles.


Colaborar ≠ llevarnos bien

Patrick Lencioni, en The Five Dysfunctions of a Team, es clarísimo: muchos equipos fallan no porque sus miembros sean incompetentes, sino porque evitan el conflicto, no se comprometen con decisiones comunes, no se rinden cuentas mutuamente y priorizan sus intereses individuales por encima del bien colectivo.


Colaborar implica:

  1. Decidir juntos (y respetar lo decidido).

  2. Rendir cuentas mutuamente (no solo hacia arriba).

  3. Enfocarse en el resultado colectivo (más que en el ego personal).


Cuando eso no pasa, se genera un fenómeno que llamo “colaboración pasiva”: todos están, todos hablan, pero nadie asume.

Y eso cansa. Frustra. Desmotiva.


El riesgo de perderte a ti mismo en la colaboración

Colaborar bien también implica otro reto: no diluir tu identidad, tu criterio o tu responsabilidad en el grupo.


Aquí entra Francesca Gino con su concepto de rebel talent: para que la colaboración funcione, cada persona debe traer su autenticidad con valentía, su pensamiento divergente, su capacidad de retar lo establecido.

Los equipos que solo buscan consenso terminan siendo mediocres. Los que permiten tensión creativa —sin romper la relación— tienen más probabilidades de innovar y avanzar.


¿Qué hace que un equipo realmente logre resultados colectivos?

Veamos tres prácticas críticas que puedes implementar desde ya:


1. Compromiso real, no superficial

Lencioni plantea que muchos equipos “acuerdan” cosas sin comprometerse de verdad. ¿Te ha pasado?


Ejemplo clásico: se toma una decisión en la reunión, todos asienten… y luego, cada quien hace lo que quiere.


Solución:

  • Cierra cada reunión con acuerdos claros, responsables definidos y tiempos comprometidos.

  • Haz que todos confirmen con frases como: “Sí, me comprometo a entregar esto para tal fecha”.

  • Usa tableros visibles de progreso (físicos o digitales) donde todos puedan ver quién está avanzando y quién no.


2. Rendición de cuentas mutua, no jerárquica

La rendición de cuentas no es responsabilidad solo del jefe. En un equipo maduro, todos se vigilan mutuamente con respeto. “Te marco esto no para molestarte, sino porque tu parte es clave para el resultado de todos.”


Prácticas recomendadas:

  • Agenda reuniones quincenales de rendición de cuentas cruzada: cada quien rinde cuentas a otro compañero.

  • Practica el “feedback en tiempo real”: si ves algo que se puede mejorar, dilo pronto y con respeto.

  • Usa frases como:

    • “¿Qué necesitas para poder avanzar con esto?”

    • “¿Qué obstáculo te impidió entregar esto a tiempo?”

    • “¿Cómo puedo ayudarte a cumplir ese compromiso?”


3. Revisión de resultados colectivos vs individuales

Muchos equipos celebran resultados individuales sin evaluar si como equipo lograron su meta compartida.


Haz esto:

  • Define un objetivo colectivo claro y visible para todos.

  • Evalúen juntos: “¿Qué tanto lo logramos?”, “¿Quién hizo qué?”, “¿Qué aprendimos?”, “¿Qué haríamos distinto?”

  • Celebra no solo lo logrado, sino cómo se logró: ¿hubo colaboración real? ¿Alguien sobresalió por levantar a otros?


Preguntas de reflexión individual y colectiva

  • ¿Estoy comprometido con las decisiones del equipo, incluso si no fueron mis favoritas?

  • ¿Pido cuentas a otros o me callo para evitar conflicto?

  • ¿Doy seguimiento o doy por sentado que todo saldrá bien?

  • ¿Celebro mis logros personales más que los del equipo?

  • ¿Estoy dispuesto a retar una decisión si creo que es lo mejor para todos?


Acciones prácticas para esta semana

  1. Haz una reunión de “compromisos pendientes” con tu equipo. Repasen lo que se ha acordado y lo que realmente se ha hecho.

  2. Pide feedback sobre cómo colaboras. Pregunta: “¿Cómo ha sido colaborar conmigo en este proyecto?”

  3. Rinde cuentas tú primero. Comienza una reunión diciendo en qué fallaste o qué aprendiste. El ejemplo arrastra.

  4. Reconoce públicamente a quien se comprometió y cumplió. Que se note que eso importa.


Recursos recomendados

  • 📘 The Five Dysfunctions of a Team – Patrick Lencioni

  • 🎙️ Podcast: The Table Group – Episodios sobre accountability y compromiso

  • 📘 Rebel Talent – Francesca Gino

  • 🎥 TEDx Talk: Why it’s worth listening to people you disagree with – Zachary R. Wood

  • 📄 Herramienta: Matriz de compromisos compartidos (plantilla editable)


Colaborar no es para los tibios. Se necesita coraje para comprometerse de verdad, para hablar cuando algo no va bien, para exigir sin romper la relación.


He visto a equipos florecer cuando alguien se atrevió a decir: “No estamos cumpliendo. Necesitamos comprometernos en serio.”


La colaboración que transforma no es cómoda. Es poderosa. Y vale la pena.

Si estás listo para llevar a tu equipo a otro nivel, empieza por asumir la parte incómoda: comprometerte más, rendir cuentas mejor y pensar menos en “yo” y más en “nosotros”.


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©Ale Mendoza 2025

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